viernes, 1 de octubre de 2010

Generación Distribuida. Una Opción para las Energías Renovables

Generación Distribuida ¿Qué es?
La generación distribuida (GD) se enmarca en el concepto de generar energía, directamente, en el lugar de consumo.
Los beneficios para el sistema energético son múltiples, pues se disminuyen las pérdidas de transmisión y distribución, libera capacidad del sistema, hay un mejor control de reservas y regulación, bajando los índices de fallas y, adicionalmente se incrementa la confiabilidad del suministro de electricidad, aumenta la calidad, el uso eficiente de la energía.
En este marco, la interconexión de las energías renovables a las redes eléctricas existentes en baja tensión, en entornos urbanos y rurales se muestra como una oportunidad importante que permitiría que pequeños generadores fotovoltaicos, eólicos inclusive microcentrales o picocentrales hidroeléctricas en rangos de 1 kW hasta 300 kW puedan inyectar directamente electricidad en baja tensión en las redes de distribución

Naturalmente que se debe construir una serie de mecanismos operativos, normativos, técnicos para avanzar en estos temas, proceso en el cual se tiene avances en varios países con muy fuerte impulso, pero en Bolivia aún no se inicia la discusión.

Micro Centrales Hidroeléctricas Interconectada a la Red

ENERGETICA ha estudiado la posibilidad de interconexión de Micro Centrales Hidroeléctrica (MCH) a redes en baja tensión, a través de estudios de caso realizado por el Ing. Renan Orellana. Así el resultado muestra qué en este momento existen más de 50 MCH´s en el país con potencias entre 30 y 250 kW y, en varios lugares donde están emplazadas están llegando las redes. Bajo las condiciones actuales, interconectarse para vender energía no es ventajoso como se vera más adelante, aunque su aporte podría ser valioso en cola de red.

Por ejemplo, para el caso del Departamento de La Paz, se ha estimado que los costos de producción de electricidad con una Micro Central Hidroeléctrica de 100 kW y factor de planta de 60%, estarían en alrededor de 57 $US/MWh.

De venderse esta energía al precio del nodo de referencia para una zona (por ejemplo el nodo Kenko), apenas se recupera el 56% del costo de producción, incurriendo en un déficit neto del 44% (el precio monomico estimado para ese nodo considerando peajes y pérdidas alcanza aproximadamente 35,6 $US/MWh).

Si se calcula los costos de energía que tiene la distribuidora en esa zona, se estima que a esa empresa, disponer de electricidad en baja tensión le cuesta aproximadamente 51 $US/MWh (considerando el costo de la energía, los costos de transmisión, peajes, y las pérdidas en transmisión, transformación y distribución).

En ese caso, la diferencia entre los costos de producción de una MCH y los costos totales en los que incurre la distribuidora para disponer de energía en la zona (y, no el precio de nodo), establece una diferencia de 10% ya susceptible de negociación, pues aún se puede estimar las costos de pérdidas por fallas, la mejor estabilidad de la red o reducción de emisiones de CO2, etc. como beneficios que favorecerían la inyección de electricidad por parte de la MCH.

Un factor más a considerar es que el precio de venta de la energía a los clientes residenciales de la distribuidora, en ese mismo punto, es de 84 $US/MWh y, a los clientes comerciales es de 101 $US/MWh. Es decir existe un margen para poder negociar.

Extrapolando la Idea

¿Que pasaría si son las comunidades campesinas, donde están presentes estos recursos micro hidráulicos, quienes empiezan a generar hidroelectricidad?

Con seguridad que se daría un aprovechamiento racional de los recursos con mínimo impacto ambiental. Así, el cuidar las cuencas, reforestar, mantener, y estabilizar los ecosistemas se volvería una necesidad, pues las comunidades verían los resultados expresados en un fuente de ingresos permanente, por la venta de energía. Así, quizás se podría tener un mecanismo más para romper los círculos de pobreza y lograr un salto cualitativo de los niveles de vida de estas comunidades.

Desde el punto de vista de la ejecución de estos proyectos, se podría pensar en un flujo de inversiones moderadas, modulares, distribuido en el tiempo, que vayan financiando la construcción de Micro Centrales Hidroeléctricas de manera paulatina, sin la exigencia de los grandes volúmenes de inversión que significa por ejemplo la construcción de las grandes centrales hidroeléctricas.

Así, la generación de energía renovable en las comunidades y de manera distribuida para inyectar a las redes rurales en baja tensión, puede ser un factor de desarrollo energético diferente, a esta idea se puede sumar la energía eólica, la biomasa, la energía solar en escalas comunales.

Conclusiones
De existir una normativa que permita a las MCH inyectar su energía a la red, y que reciban un pago por parte de las distribuidoras, que compense los beneficios y ahorros que genera, podría encontrarse un escenario propicio que promueva la generación micro hidráulica.

Por otro lado, otro cambio normativo podría consistir en que, por ejemplo, la MCH este habilitada para vende su energía a usuarios particulares, utilizando la red de la distribuidora, quienes podrían comprarle directamente la electricidad a la MCH. En este caso, si la MCH pagaría inclusive un derecho a la distribuidora por uso de la red, seguramente podría ser rentable para ella generar electricidad.

De esa manera se muestra otro campo de compra-venta de energía a pequeña escala no normado en este momento.

Se debe considerar que, generar hidroelectricidad e inyectarla a las redes existentes, significaría reducir los consumos de GN destinados a la generación de electricidad y, más bien exportar este GN con el consiguiente diferencial de precios favorables para el país en sentido macroeconómico.

La GD podría significar el fin de una sentencia clásica y tradicional, el que la distribución de electricidad es un monopolio natural. Bajo el concepto de GD todos podríamos ser a la vez productores y consumidores de energía “prosumidores” como dice Alvin Tofler.

La GD con energías renovables contribuiría a la movilización de grupos sociales (familias, comunidades, microempresas, etc.) que podrían colocar recursos propios para generar electricidad, incrementando la eficiencia del sector energético en general y reduciendo los impactos ambientales, haciendo un aporte efectivo contra el cambio climático.

Pero está claro qué, con un modelo de gestión tradicional del sector energético esta propuesta aún no es realizable, por eso será necesario promover un marco legal adecuado que permita la producción energética de las comunidades, así como iniciar la discusión de nuevos esquemas de propiedad: comunitaria – estatal – privada, y nuevos esquemas de asociación empresarial.
Cochabamba, Septiembre, 2010